CONCURSO DE MICRORRELATOS HALLOWEEN
Aquí tienes los ocho relatos seleccionados. Deposita tu voto en la biblioteca escribiendo en una papeleta el número del relato que más te haya gustado.
1
Era una noche tenebrosa y llena de ruidos extraños. La luna brillaba en lo alto del cielo negro. La tormenta replicaba con fuerza y los truenos rugían como leones. En una casa, un muchacho esperaba inquieto a que amainara la tormenta. Nadie le entendía, nadie sabía su oscuro secreto. Hace tiempo se encontraba en una casa antigua en una fiesta de Halloween y, al subir al segundo piso, se encontró con un espectro. Éste le dijo que, si quería salir de allí con vida, tendría que sacrificar su alma durante el Halloween siguiente para que el espectro dominara su cuerpo. De eso hacía ya dos años, pero seguía atormentándole. Él no quería que llegara esa noche, pero sabía que iba a llegar. Y fue justo en ese momento cuando... se despertó.
2
Era una noche tenebrosa y llena de ruidos extraños. A Sara le habían regalado un búho de peluche de ojos muy grandes y brillantes. Estaba emocionada, pues hacía tiempo que deseaba tener ese peluche. Esa noche, se acostó con su peluche, cayendo en un profundo sueño. Se despertó sobresaltada y observó que su peluche no estaba junto a ella sino que la estaba vigilando desde su escritorio. Sara se asustó mucho y de repente, el peluche desapareció, para luego reaparecer justo delante de ella, cubierto de sangre. Sara dio un grito espeluznante que despertó a sus padres, que acudieron corriendo para ver qué pasaba, pero cuando llegaron a su habitación, ya era demasiado tarde, sólo vieron un gran charco de sangre.
3
Era una noche tenebrosa y llena de ruidos extraños. El tic-tac del reloj me ponía de los nervios y no me dejaba dormir. Me levanté aturdido. El cansancio se cernía sobre mi cuerpo y un festival de cosquilleos y escalofríos recorrían mi espalda. Sin motivo alguno, sentí la emergente necesidad de mirarme en el espejo de mi habitación. Alcé la mano y la apoyé en el espejo. No pude evitar tener la sensación de que algo en él me estaba vigilando. Intenté apartar la mano de aquella fría superficie reflectante, e instantáneamente apareció un sombrío y sangriento rostro del espejo y antes de que me diera cuetna, me encontraba con una mano traspasándome el pecho.
-Hoy es tu día de morir - me susurró.
Después cerré los ojos y entonces, la luz del crepúsculo desapareció junto con mi alma y cualquier rastro de mi existencia.
4
Eran una noche tenebrosa y llena de ruidos extraños. Ian se levantó del sofá y acudió lentamente al baño, observando aquella casa como si nunca lo hubiera hecho. Delante del espejo, bordeado con una fina capa de metal que le hacía parecer plata, intentó encontrar su rostro, ese que decían que un día había sonreído. Pero no lo vio, como hace ya seis años. Y hoy era su día, de nuevo, el día en que ellos se fijaban en los otros. Ignorantes. ¿Por qué solo un día cuando su alma estaba presente siempre?
5
Era una noche tenebrosa y llena de ruidos extraños… Yo estaba en mi habitación escuchando música a oscuras. A estas horas siempre escuchaba mi canción favorita. Ésta contaba la historia de un chico que volvía de madrugada a su casa perseguido por una sombra sin silueta que le hacía correr hacia ella hasta que, al atravesarla, él desaparecía. Me entró sed, así que decidí ir a la cocina a por un vaso de agua. De repente, la vi. Me fui corriendo para huir de ella, pero me perseguía, como en la canción. Llegué a mi habitación y allí estaba, así que decidí afrontar mi destino. ¿Qué fue de mí? Ni idea. Únicamente sé, que siempre permaneceré sólo detrás de ti…
6
Era una noche tenebrosa y llena de ruidos extraños. Era una noche fría, oscura y con ventisca. Al llegar a casa encendí un par de velas y las coloque de forma en que la casa estuviera iluminada. Saqué al perro, llame a una amiga, y mientras llegaba me senté en el sofá cuando, de repente, la luz que iluminaba la sala en la que estaba se apagó. No había manera de encenderla. Al poco empecé a escuchar ruidos. Las ventanas se cerraban dando golpes. La luz se encendió y llamé a la policía. Yo estaba asustadísima, creía que eran espíritus. Cinco minutos duro la luz encendida se apagó de nuevo. Cuando llegó mi amiga, venía acompañada por la policía y me explicaron lo que había pasado. No era lo que creía, me dijeron que estaban comprobando si la luz funcionaba y por eso se encendía y se apagaba. Fue en ese momento cuando yo me quedé más tranquila. Todo se quedó en un simple susto.
7
Era una noche tenebrosa y llena de ruidos extraños. Mi madre ya me decía lo mismo todas las noches: “Pablo, acuéstate ya. ¡Mañana no va a hacer quien te levante!”. Y yo, también como todas las noches, me dirigía a mi habitación resoplando. Esta vez no tardé mucho en dormirme, ya que estaba terriblemente cansado. Pero un ruido me despertó, venía del pasillo. Una sombra vagaba ahora por la entrada. Yo estaba paralizado por el miedo y la persona misteriosa comenzó a andar hacia mí cada vez más rápido hasta que se destapó la cara. Se trataba de una calavera vestida con la ropa de mi difunto hermano mayor, que murió asesinado. Y hoy yo os cuento esto... desde mi tumba. Dulces sueños.
8
Era una noche tenebrosa y llena de ruidos extraños. Marceline y su hermana pequeña, Mariam, se fueron a dormir pronto aquella noche, sobre las tres de la madrugada. Mariam se despertó sobresaltada, ya que había escuchado entre sueños el chirrido de alguna muñeca de trapo que ella tenía. Se hizo la tonta y volvió a dormirse. En un rato se despertó al escuchar a Marceline gritar. Abrió los ojos y estaba una muñeca suya en el regazo de ella, con los ojos llenos de rojiza y viscosa sangre. Ella comenzó a gritar: “!Socorro!”. Entraron sus padres y la despertaron. La niña estaba gritando en sueños. Sí, fue todo un terrible sueño.